DESAVENENCIAS FAMILIARES |
Corregir al que se
equivoca no es fácil. En estos casos normalmente vamos empapados de
sentimientos de agresión, puesto que nos han agredido con la mala conducta o
actitud que nos han ofrecido de una forma gratuita y no lo podemos permitir…
Hemos de corregir, sí;
pero ¿cómo? No debemos olvidar decir que está mal y explicar por qué lo está.
Pero decir que ha estado mal no es suficiente, hay que hacerlo con amor.
El hecho fue este: El
chaval no estuvo fino ni en gestos ni en palabras delante de compañeros y también
de niños más pequeños. Después de hablar con él en privado confesó que aquello
había sido inadecuado.
¿Cuál es el punto clave a
resaltar aquí? Se trata de salir de nuestro paisaje agresivo, no continuar por
ese camino, bajarnos de él y navegar por las olas del amor, del cariño.
Bajarnos, porque es muy fácil olvidar que los que corregimos no tenemos
defectos y que somos mejores que el que acaba de equivocarse. También nosotros
molestamos a los demás con nuestros defectos, con la ignorancia y con pasar de
colocarnos en la situación de la otra persona.