Foto del Boletín Salesiano (Enero 2017) |
El Rector
Mayor de los Salesianos, desde la época de Don Bosco, siempre da un lema para que
los seguidores del Padre, empapen el Año nuevo de la práctica del
mismo. Es llamado desde entonces “el Aguinaldo”. El de este 2017 es “la
familia”.
Si ya de por
sí, como se ha insistido en una anterior reflexión, el regalo más importante es sin
duda la persona… Mucho más importante será la familia: padre, madre de cada uno, que han
de hacer en sus hijos lo que haría Dios: amarlos, cuidarlos. Y hasta estar
dispuestos, si fuera preciso, a dar la vida por ellos.
Por este
motivo, de la necesidad de una familia, Don Bosco se compadeció –él también había perdido a su padre a los dos
años- de los jóvenes, muchos de ellos prácticamente huérfanos, que acogía en su Oratorio de Turín. Y le pidió a su madre,
Mamá Margarita, que fuera con él a hacer de madre de los chicos de su Obra
juvenil.
Ella los atendió en la comida, como cocinera; se
preocupó de lavarles la ropa y de remendársela… y otras muchas imperiosas atenciones. Y
sobre todo, cuidó a esos chicos como una madre, de la que carecían.
¿Qué mejor regalo que una madre, un padre, un hermano
o hermana? Y todos los que nos quieren y nos han querido de verdad. Porque con
certeza los ha puesto Dios como ángeles, porque nos amen y nos cuiden como lo haría
Él mismo. Los padres darían, por supuesto, llegando el caso, la vida por nosotros.
Una madre me
comenta que los dos partos que ha tenido fueron muy complicados, tanto que en el
último estuvo en peligro de perder su vida. En aquel momento, le dijo al marido,
-“Que viva nuestro hijo, aunque yo me vaya”.
Tu amigo,
Francesc.
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