sábado, 15 de noviembre de 2014

¿VES CALAMIDADES? –NO TE LAMENTES. ¡EDUCA!

Amiga, amigo, ¡bienvenidos a disfrutar -esperamos- de esta reflexión quincenal! Hoy trataremos un tema que ya hemos abordado anteriormente, “la educación es cosa de todos”. Pero del tema, consideraremos un aspecto de gran importancia: “el futuro pasa por la educación”.



Cuando no se descuida formar en los valores a los jóvenes, estamos preparando su futuro, ciertamente, pero también el futuro de una sociedad, sea en el ámbito local, regional, nacional o global. Pues de esta forma habrá en pocos años, personas bien preparadas y con las actitudes necesarias para estudiar, encauzar y resolver los problemas que más preocupen en esas sociedades.

Estas sociedades necesitan no solo personas con una cabeza bien formada, sino  que también tengan un corazón bien formado, capaz de escoger lo bueno, lo verdadero, lo bello. Además, hay que tener en cuenta que una educación integral no puede dejar de hacer referencia a lo que es digno del hombre, comprendida su espiritualidad: la búsqueda de su destino y de su vocación.

Hace falta, pues, la colaboración en la tarea educativa, de todos los hombres y mujeres de buena voluntad interesados en el futuro de la humanidad: ¿Ves calamidades?, ¿ves que estas parecen perpetuarse? –No te lamentes. ¡Educa!. Voluntarios, profesionales, padres, monitores de tiempo libre, Estado,... Todos debemos estar comprometidos en la lucha por la implantación de los derechos de los menores, en la lucha contra las drogas. En la lucha para que los medios de comunicación (antiguos y modernos) respeten la verdad y emitan sabiendo que los jóvenes necesitan un respeto y un universo de valores. Que el Estado, además, provea de medios económicos suficientes para la educación y para la inserción laboral del joven.

En una palabra: “Colocar a los jóvenes en el centro”.

En ocasiones la mente se nos llena de pesimismo por las calamidades de que nos informan los medios. Tal vez pensemos entonces que los únicos que pueden modificar y mejorar este panorama son los gobernantes, con sus técnicos y sus asesores. Pero no caemos quizás en la cuenta de que no se trata solo de actuaciones. No se puede preparar el futuro de una generación de jóvenes sin una adecuada educación. 

En la transmisión de los valores a los menores se necesita la intervención de todos los que interactúen con ellos. En una ocasión dijimos que para educar se necesita a toda la tribu. Solamente con la intervención de personas con vocación, que quieran de verdad a los niños y a los jóvenes, que se den a ellos, sirviéndoles de referencia positiva, que les animen en la práctica de buenas actitudes, que saquen de los jóvenes lo mejor de sí mismos, se podrá conseguir una persona que en el futuro sea constructiva de la sociedad, que aporte con libertad y firmeza sus habilidades, que ponga sus cualidades al servicio de la población y que dé la mano a las personas más desfavorecidas.

En el colegio había una niña quien prácticamente no sabía hablar. Casi todos los días de la semana venía la logopeda al cole para enseñarle y animarle a hablar. Pasaron meses, pasó algún año. Un día, la profesional del habla, se emocionó, no podía quedarse con su alegría, necesitaba comunicarla. Me vio posiblemente a mí el primero y no pudo callárselo: -La niña ha dicho "Ehena" (Elena), fíjate, mi nombre. Un pequeño adelanto de hoy puede ser la salvación de esa persona.

Amiga, amigo, la educación es una tarea importante, imprescindible. Si el artículo nos ha llevado al convencimiento de valorarla más, estamos ya construyendo el futuro de tantos jóvenes y de la sociedad. 

Vuestro amigo,
Francesc




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