El muchacho, recién venido a nuevas tierras, ya conocía la escuela de Don Bosco en su país. Apenas tuvo noticia de que en su nueva población había un Instituto Salesiano, se acercó a la recepción del mismo con la idea de matricularse en la Escuela Profesional.
Estaba indeciso. Miraba una y otra vez el panel del hall donde se describían las seis especialidades del centro. ¿Cuál debería estudiar? Cuando... de improviso, tuvo la gran suerte de encontrarse allí mismo al profesor de Mecánica. Después de un primer diálogo del profesor, interesándose por el chico: -¡Apúntate a Mecanizado! –le sugirió. Y así lo hizo. Después del Ciclo Medio (dos años), se matriculó en el Superior (otros dos años). Y hoy está a punto de graduarse (4 años) en Ingeniería Mecánica.
Es una atención sencilla, pero diaria, incluso, como aquí,
antes de ser alumno. Pero tiene mucha importancia para el muchacho o la chica,
digamos que puede ser vital. El profesor atiende a todos, hasta intuye su
necesidad. La misericordia, en este caso “se hace pedagogía”.