miércoles, 13 de julio de 2016

LA VOCACIÓN, UNA LLAMADA (2)





Si miramos a nuestro alrededor, observaremos una rica variedad de personas: unas, más inquietas
-aunque no descuidan tampoco la familia-, buscan el bien de la humanidad, que mejore la vida de los humanos. Otras, más tranquilas, pero con un corazón de oro, cuidan de sus hijos e hijas, a quienes se dedican día y noche, -pero sin descuidar tampoco ayudar a los necesitados. Otras... se mueven promocionando diversos valores.
Y es que todas las personas tenemos una vocación para desarrollarla en nuestra vida. Y también el genio y las capacidades para llevarla a cabo.

El gran educador Don Bosco tuvo la vocación de atender a los jóvenes abandonados en Turín. Y respondió muy bien a su vocación, con todas sus fuerzas. ¿A quién respondió? A Dios, que es quien nos llama a ser felices haciendo lo que él nos pide hacer.
Pero a veces no sabemos qué es lo que el Señor nos pide –nuestra vocación- hasta que no conocemos la voz de Dios. Esto, leemos en la Sagrada Escritura, es lo que le pasó a Samuel.

Una noche estaba acostado el sacerdote Elí en el santuario. El joven Samuel dormía también, como ayudante, en el santuario del Señor. El Señor llamó a Samuel: -¡Samuel, Samuel! Él respondió: -Aquí estoy. Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: -Aquí estoy, porque me has llamado. Elí respondió: -No te he llamado, vuelve a acostarte…

Comprendió entonces Elí que era el Señor quien llamaba al joven, y le dijo: -Vete a acostarte, y si te llaman, dices: -Habla, Señor, que tu siervo escucha.

Y así fue. Escuchó: -¡Samuel, Samuel! Y respondió: -Habla, que tu siervo escucha. Y el Señor lo hizo su profeta. Muy claras se ven en Samuel las dos actitudes delante del Señor que llama: la "escucha"(buscador de Dios; y para escuchar es necesario el silencio) y la "respuesta puntual" (la respuesta inmediata: -Aquí estoy).


Dentro de esas vocaciones están quienes son llamados a ayudar a los cristianos y no cristianos, en unión con la comunidad cristiana –la Iglesia. Pueden ser sacerdotes, religiosos, pero también laicos.

Vuestro amigo,
Francesc

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