Asómate al pozo de tu interior. De cuando en cuando conviene hacer silencio. (Consulta la Reflexión, en este mismo blog, “LA FUERZA DEL SILENCIO”).
Silencio que, en este caso, no queremos que signifique no hablar ni escuchar. Se debe hablar y escuchar, pero el diálogo ha de ser interior. ¿Cómo, si estamos en
silencio, podemos dialogar?
Es algo que podemos descubrir, de una forma bella y profunda, en el poema del salesiano Rafael
Alfaro Alfaro, que ahora puedes leer: