martes, 15 de noviembre de 2016

SEMBRADORES DE ESPERANZA




No hace ni un mes, la comunidad católica celebraba el día mundial de las misiones. Entonces se dijo que los misioneros españoles eran unos trece mil. Celebramos el número, en España y en todo el mundo, de estos trabajadores de la esperanza. Pero, sobre todo, de su importante y excelente labor.

“En nuestro libro de clase, -dice una chica-, vienen unas misioneras franciscanas francesas, una de las cuales es enfermera. Hacen lo que pueden por llevar ayuda sanitaria y a la vez visitar a los enfermos. Esta vez es un muchacho que vive lejos. Está muy enfermo, porque a la hermana enfermera se le ve muy seria. Los padres rezan a Alá en árabe y las hermanas, a Dios, en francés”.
¿Cuáles son las armas de estos luchadores, en medio de las dificultades de todo tipo? –La ternura y la paciencia son sus únicas armas. Predican sin palabras, porque ellos, su vida, ya es una palabra: la esperanza. Esperan ganar la paz, no la guerra.

“Cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios todavía no pierde la esperanza en los hombres”. Esta cita de Rabindranath Tagore nos ilumina la visión, el arranque del alma del misionero: -Sea cual sea la situación social, política, económica, de pobreza, de ambición, de ignorancia, de salud, de la población donde le toca estar, siempre hay una esperanza, una tarea de restablecer la dignidad y los derechos de todas las mujeres y de todos los hombres.

Una visión, sin duda, realista. Pero que no se aparta de abrir puertas a la esperanza. Esta es la vocación global, una ciudadanía "global" de estas y estos trabajadores de la esperanza.

Tu amigo,
Francesc



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