Sean Devereux, antiguo alumno salesiano |
Hay un dicho
castellano que nos ilumina la reflexión de hoy: “Corazones partidos yo no los
quiero, que si doy el mío lo doy entero”.
La vida
humana es un reto, una aventura; un equilibrio entre lo que nos prometemos
hacer de bueno y aquello que nos tienta a echarnos cuesta abajo, olvidando lo
que habíamos decidido hacer de bien.
Pero hay
siempre personas que se yerguen como modelos de un combate leal en este duelo
entre el bien y el mal. No digo que no tengan heridas de caídas en este combate.
Pero son solo cicatrices. Siguen adelante y plantan cara a las tentaciones de
abandono y no se dejan llevar por ellas.