miércoles, 14 de febrero de 2018

"DALE LA VUELTA" (*)


Se ha terminado no hace nada el tiempo de Carnaval, que precede a la Cuaresma, y en el que subyace un rechazo al auténtico motivo del tiempo cuaresmal, mejorar. En los carnavales observamos una serie de transformaciones, que relucen y que vibran en los participantes de estos festivales: ropajes fantásticos, impactantes caretas, maquillajes brillantes. Y en cuanto al audio y al movimiento, sonadas canciones, bailes de movimientos trepidantes…

Pero la verdadera Cuaresma se refiere a la transformación de la esencia de la persona, no tanto a cambiar aspectos de la imagen exterior, que con mucha frecuencia, engañan.

(*) El “Dale la vuelta”, que hemos propuesto como título inspirador de esta reflexión, es una obra musical de Álvaro Fraile. Y esto es a lo que anima realizar la Cuaresma. Porque nuestra vida personal impenitentemente se desliza por la pendiente abajo y hace falta pensar en ello de cuando en cuando y “darle la vuelta”. Porque no podemos dedicarnos tanto a nosotros; hemos de pensar en atender más a los que lo necesitan. Dándole la vuelta, poniendo al pequeño primero. Darle la vuelta a nuestras actitudes en que valoremos con sinceridad más a la persona que a las cosas, a los medios, a progresar solo en nuestros intereses…

Pero este “darle la vuelta” no puede ser solo personal. Si de veras nuestra Cuaresma es cristiana:
1º Nuestro cambio ha de estar basado en la confianza en la  el gran amor de pasión que nos tiene el Padre. Solo él nos comprende, nos ayuda y nos transforma.
2º Nuestro cambio ha de pensar en los desastres colectivos, como la avaricia, que golpea a las personas más débiles. Aquí “hay que darle la vuelta”. Como canta Álvaro Fraile: “Siempre hay uno pobre / cerca del que se hace rico”. O también “hay que darle la vuelta” a las leyes calculadas que siembran el lacerante abandono de los que son esclavizados cuando buscan refugio. En este caso “siempre hay uno débil –continúa Álvaro Fraile- / cerca del que se hace fuerte”.

Ahí también, -iba a decir, un cristiano-, pero cualquier persona sincera- debe “darle la vuelta”. Y no se confíe en las autoridades, en que lo van a solucionar; es una cuestión de la ciudadanía, que puede desarrollar una fuerza de convicciones, de posiciones. Y en ello podemos colaborar todos.

Tu amigo,
Francesc


1 comentario:

  1. Es lo que intentamos todos los días, darle la vuelta a muchas cosas.

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