martes, 27 de febrero de 2018

UNA PERSONA ENTERA




Sean Devereux, antiguo alumno salesiano


Hay un dicho castellano que nos ilumina la reflexión de hoy: “Corazones partidos yo no los quiero, que si doy el mío lo doy entero”.
La vida humana es un reto, una aventura; un equilibrio entre lo que nos prometemos hacer de bueno y aquello que nos tienta a echarnos cuesta abajo, olvidando lo que habíamos decidido hacer de bien.

Pero hay siempre personas que se yerguen como modelos de un combate leal en este duelo entre el bien y el mal. No digo que no tengan heridas de caídas en este combate. Pero son solo cicatrices. Siguen adelante y plantan cara a las tentaciones de abandono y no se dejan llevar por ellas.

Dos son los modelos que podemos tener hoy en cuenta: uno, Pedro Casaldáliga, luchador por la justicia en el Brasil. Quien a pesar de sus 90 años, después de 40 años en La Amazonia brasileña, todavía se opone a las injusticias de los latifundistas de aquellas geografías. Su decisión es como siempre ha sido, “no abandonar”.

Y el otro referente, tal vez menos conocido, es el joven Sean Devereux. Antiguo alumno salesiano inglés, con las enseñanzas de Don Bosco bien aprendidas, se enrola en el Proyecto África de los Salesianos.
Aquí sirve en diversos países, atendiendo siempre a los más pequeños. Como le dice en una comunicación a su padre: 

Mientras mi corazón esté latiendo, tengo que hacer lo que pueda para ayudar a los menos afortunados”.
Un pistolero le disparó sin más. Tenía 28 años. Sean estaba en el punto de mira por informar sobre masacres diarios de personas. (1)

Una persona entera.

Tu amigo,
Francesc.

                    (1) Adapatación del Boletín Salesiano español de febrero de este año 2018

1 comentario:

  1. La vida me ha regalado muchas oportunidades para conocer gente fantástica en diversos lugares del mundo, una de ellas fue Sean Devereux. Sencillo y directo, compartimos en Roma los trabajos de la primera consulta mundial de jóvenes exalumnos, marcadas de un modo especial por la acogida que nos brindó Juan Pablo II en su residencia privada.
    Años después, su propio guardaespaldas se encargó de truncar una vida corta pero sin duda ejemplar, a pesar de que su propia familia tan sólo unas pocas horas antes, le habían insistido reiteradamente en que abandonase el país con ellos, a lo que Sean se negó argumentando que estaba en juego algo mucho más importante que su propia vida, la de todos aquellos avasallados incluso en su pobreza, regresando a su irlanda natal.
    Durante el vuelo de regreso, su propia madre tuvo una premonición en modo de visión, confirmándose dramáticamente a su llegada a tierras irlandesas, la fatal noticia. Este hecho provocó el inicio de un pormenorizado estudio.
    Siempre en el recuerdo Sean. Todo un ejemplo de compromiso por los más desfavorecidos.

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