Como
sabes, estamos a tu lado con este
artículo quincenal. Es una aventura que
compartimos contigo. Y la quisiera comparar
con la que supuso el inicio de
los salesianos en Elche, hace 51 años.
El de 10 de octubre del ‘60 empezaban su aventura cuatro salesianos, con 126 chicos repartidos en 3 clases.
El de 10 de octubre del ‘60 empezaban su aventura cuatro salesianos, con 126 chicos repartidos en 3 clases.
Con un poco de retraso, pero con ánimo de ayudaros a reflexionar, aquí estamos.
Como sabes, estamos a tu lado con este artículo quincenal. Es una aventura que compartimos contigo. Y la quisiera comparar con la que supuso el inicio de los salesianos en Elche, hace 51 años.
El de 10 de octubre del ‘60 empezaban su aventura cuatro salesianos, con 126 chicos repartidos en 3 clases.
Aventura fue, -por lo menos conciencia de ello tenían estos cuatro pioneros: D. Sergio Quintas (sacerdote), D. Fernando Forte (sacerdote) y los salesianos en prácticas Sebastián Aguilar y Joaquín Ventura-, cuando al llegar el día anterior a Elche, por la tarde, -mientras el estadio de Altabix atronaba por el partido del equipo local en primera-, antes de acercarse al colegio, pasaron por Telégrafos y transmitieron el siguiente telegrama al padre inspector de Valencia: Hoy dormimos definitivamente en Elche. Saludos cordiales. Los cuatro robinsones.
Venían de Alicante en taxi, que los dejó a la entrada de l’Hort que no té portes. Y efectivamente, recorriendo por encima de la grava –la había mandado extender D. Sergio el día anterior por las lluvias que habían caído- el trecho que les separaba del edificio, encontraron un colegio sense portes ni finestres (sin cristales), sin capilla, sin pintar… Una aventura.
Pero al día siguiente comenzaba el colegio: Fueron llegando los padres y contentos dejaron a sus hijos. ¡A esto se llama ser valientes y confiar en estos salesianos! -Exclama D. Sergio en su diario-. Otra aventura.
Ese día los 126 chicos estuvieron jugando en el patio-palmeral, luego se pasó lista y salieron a las 11 hacia Santa María para la celebración de la eucaristía. También es D. Sergio quien, consciente de la importancia de este primer día, anota, al acabar esta jornada, lo siguiente: Hemos pasado el primer día de curso. ¡Bien! Cansados, pero bien Han (los chicos) respondido estupendamente bien a pesar de la situación tan precaria del colegio.
Don Sergio no puede reprimir su gratitud a Dios y a María Auxiliadora al acabar este primer día y exclama: ¡Dios sea bendito y su santa Madre!
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