Amiga,
amigo estoy encantado de saludarte ahora
que empieza un nuevo curso. Para
ello, te dedico esta reflexión quincenal,
que espero suene muy bien, porque “te
lo quiero decir con música”.
No hay duda que la música conmueve más que la palabra, más que los discursos, nuestra vida. La música es magia. Alegra, cura, entusiasma, trasciende lo terreno, lo consabido y da la esperanza de que estamos hechos de otra pasta, que no la que normalmente estamos habituados a ver en nosotros.
No hay duda que la música conmueve más que la palabra, más que los discursos, nuestra vida. La música es magia. Alegra, cura, entusiasma, trasciende lo terreno, lo consabido y da la esperanza de que estamos hechos de otra pasta, que no la que normalmente estamos habituados a ver en nosotros.
Sucedió
no hace ni una semana de cuando
escribo esto. No me pude resistir a
contemplarlo, aunque por el lugar que
era, debía haber estado más “formal”:
Una niña que no llegaría a los
4 añitos estaba moviendo los bracitos
“bailando” a su natural; en el coro
las guitarras y la bandurria templaban
“L’ú-i-dos” (El uno-y-dos), mientras las
vocalistas entonaban ese vibrante aire
valenciano. La niña movía al ritmo el
cuerpo y los bracitos con la mayor
gracia, con la atención probablemente
ausente de su madre, que de pie
a su lado, se atusaba el gran
sombrero.
Los niños nos lo dicen todo, así. No hace falta que nos digan de palabra que la música es magia. Por la misma razón, no nos debemos extrañar ver a tanta gente –sobre todo joven- por todas partes con los auriculares en los oídos, escuchando sus temas preferidos: alegres, románticos, melancólicos, nostálgicos… que elevan el ánimo o hacen soñar…
Deberíamos preguntar, creo, en vez de “qué tal eres”, “qué música prefieres escuchar”. Nos fotografiaría mejor y sin mayor complicación el alma de nuestro/a interlocutor. O podríamos pedirle, que nos ponga la canción de su amor, aquella que para él/ella lo dice todo.
¡Ah!, y si la canción es NUEVA… tiene la cualidad del estreno, de la sorpresa, del descubrimiento. El autor de la letra y el de la música se han “inspirado” y es posible que captemos, más o menos, los sentimientos que nos quieren transmitir. Pero de todos modos, eso no es tan importante para nosotros; lo importante para nosotros es que sintonicemos en la canción -NUEVA o no- con lo que ya “es”, desde ese momento mágico de escucharla, “nuestro”.
Aunque no siempre las canciones nuevas son acertadas, ni tampoco las antiguas son siempre malas. Ni las mejores canciones son siempre las que más éxito tienen. Si ponemos atención, el corazón nos las clasifica con toda claridad, y no se equivoca.
A propósito de este mundo de las canciones: desde hace mucho, las canciones no son solo audio, sino también visuales, al poder disponer de los videoclips de los cantantes y de los músicos. Por lo que se debería aquí abrir una nueva reflexión sobre la gran influencia de este hecho audio-visual, que dejamos para otra ocasión.
Amiga, amigo, ya que tratamos de “decirlo con música”, te voy a poner una canción, que no sé si para ti será NUEVA o no. Es “Amigos así” de José Luis Rodríguez que puedes escuchar por internet, y que te dedico:
“Los amigos así, como tú, como yo, de toda la vida,
pocas veces se ven, como tú, como yo, y nunca se olvidan.
Hoy regreso hasta aquí, y sin querer me cruzo contigo.
Me da gusto decirlo, en esta tierra, vive un amigo…”
Tu amigo,
Francesc
Los niños nos lo dicen todo, así. No hace falta que nos digan de palabra que la música es magia. Por la misma razón, no nos debemos extrañar ver a tanta gente –sobre todo joven- por todas partes con los auriculares en los oídos, escuchando sus temas preferidos: alegres, románticos, melancólicos, nostálgicos… que elevan el ánimo o hacen soñar…
Deberíamos preguntar, creo, en vez de “qué tal eres”, “qué música prefieres escuchar”. Nos fotografiaría mejor y sin mayor complicación el alma de nuestro/a interlocutor. O podríamos pedirle, que nos ponga la canción de su amor, aquella que para él/ella lo dice todo.
¡Ah!, y si la canción es NUEVA… tiene la cualidad del estreno, de la sorpresa, del descubrimiento. El autor de la letra y el de la música se han “inspirado” y es posible que captemos, más o menos, los sentimientos que nos quieren transmitir. Pero de todos modos, eso no es tan importante para nosotros; lo importante para nosotros es que sintonicemos en la canción -NUEVA o no- con lo que ya “es”, desde ese momento mágico de escucharla, “nuestro”.
Aunque no siempre las canciones nuevas son acertadas, ni tampoco las antiguas son siempre malas. Ni las mejores canciones son siempre las que más éxito tienen. Si ponemos atención, el corazón nos las clasifica con toda claridad, y no se equivoca.
A propósito de este mundo de las canciones: desde hace mucho, las canciones no son solo audio, sino también visuales, al poder disponer de los videoclips de los cantantes y de los músicos. Por lo que se debería aquí abrir una nueva reflexión sobre la gran influencia de este hecho audio-visual, que dejamos para otra ocasión.
Amiga, amigo, ya que tratamos de “decirlo con música”, te voy a poner una canción, que no sé si para ti será NUEVA o no. Es “Amigos así” de José Luis Rodríguez que puedes escuchar por internet, y que te dedico:
“Los amigos así, como tú, como yo, de toda la vida,
pocas veces se ven, como tú, como yo, y nunca se olvidan.
Hoy regreso hasta aquí, y sin querer me cruzo contigo.
Me da gusto decirlo, en esta tierra, vive un amigo…”
Tu amigo,
Francesc
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