¡Hola,
amigas y amigos! Os invito a este
desayuno temprano con amor.
¿Cómo, “desayunar con amor”? ¿Qué se quiere decir con esto? Pues es bien sencillo: Si no se tiene amor en el corazón no se puede dar de desayunar con amor, ni tan siquiera a veces simplemente dar de desayunar. Esto último es lo que trató de evitar el P. Gábor con unos chicos que iban a la escuela sin poder desayunar. Y decidió atenderles porque tenía el corazón lleno de un amor práctico y generoso.
¿Cómo, “desayunar con amor”? ¿Qué se quiere decir con esto? Pues es bien sencillo: Si no se tiene amor en el corazón no se puede dar de desayunar con amor, ni tan siquiera a veces simplemente dar de desayunar. Esto último es lo que trató de evitar el P. Gábor con unos chicos que iban a la escuela sin poder desayunar. Y decidió atenderles porque tenía el corazón lleno de un amor práctico y generoso.
Se
comienza muy temprano, pues los escolares
llegarán a las 6:45 de la mañana.
A esa hora ya están preparadas las
mesas con el desayuno y los
bocadillos para los niños y las
niñas. Da tiempo también para saludarles
personalmente y escucharles. Pero, además,
para darles un saludo más pensado de
forma colectiva. Todo esto, con un
toque de cariño.
La iniciativa surgió cuando el P. Gábor se enteró de que muchos escolares llegaban a la escuela con el estómago vacío. Lógicamente –pensó- había que darles de desayunar. No encontró, sin embargo, ni un céntimo de sobra que se pudiera dedicar a esta obra.
Aun a pesar de esto, el P. Gábor no se desanimó; seguidor como es de la escuela de Don Bosco, recordó que el santo educador no tenía tampoco dinero y aun así, ayudó a muchos jóvenes. Así que lo hizo público en una reunión y lo anunció en unos carteles.
El resultado inmediato fue que un amigo bienhechor escribió sobre el proyecto de los desayunos en el periódico local. Justo al día siguiente de la publicación se recibió la primera donación: un pensionista realizó la primera entrega de 5€ para el “Programa de Desayunos”.
“Desde entonces –seguimos el relato del P. Gábor- no ha sido necesaria una gran campaña de recogida de fondos: cada día llega la lluvia de donativos que se necesitan para la actividad”.
Así, pues, continúa abriéndose a las 6 de la mañana, de par en par, la puerta del local y con la inapreciable ayuda de voluntarios, se reciben con atención los alrededor de 50 niños y niñas que desayunan y se llevan luego dentro de su mochila un bocadillo para almorzar en la escuela… y una ración de cariño.
Una vez más, el corazón inventa cosas que son incomprensibles para el cálculo. Pero es que la situación de sufrimiento de estos chicos también es incomprensible para el corazón sensible, que se las arregla como puede para solucionar estos injustos despropósitos.
Vuestro amigo,
Francesc
(1) Adaptación del artículo de la Sra. Erzsébet Lengyel en SALESIANOS 2012
La iniciativa surgió cuando el P. Gábor se enteró de que muchos escolares llegaban a la escuela con el estómago vacío. Lógicamente –pensó- había que darles de desayunar. No encontró, sin embargo, ni un céntimo de sobra que se pudiera dedicar a esta obra.
Aun a pesar de esto, el P. Gábor no se desanimó; seguidor como es de la escuela de Don Bosco, recordó que el santo educador no tenía tampoco dinero y aun así, ayudó a muchos jóvenes. Así que lo hizo público en una reunión y lo anunció en unos carteles.
El resultado inmediato fue que un amigo bienhechor escribió sobre el proyecto de los desayunos en el periódico local. Justo al día siguiente de la publicación se recibió la primera donación: un pensionista realizó la primera entrega de 5€ para el “Programa de Desayunos”.
“Desde entonces –seguimos el relato del P. Gábor- no ha sido necesaria una gran campaña de recogida de fondos: cada día llega la lluvia de donativos que se necesitan para la actividad”.
Así, pues, continúa abriéndose a las 6 de la mañana, de par en par, la puerta del local y con la inapreciable ayuda de voluntarios, se reciben con atención los alrededor de 50 niños y niñas que desayunan y se llevan luego dentro de su mochila un bocadillo para almorzar en la escuela… y una ración de cariño.
Una vez más, el corazón inventa cosas que son incomprensibles para el cálculo. Pero es que la situación de sufrimiento de estos chicos también es incomprensible para el corazón sensible, que se las arregla como puede para solucionar estos injustos despropósitos.
Vuestro amigo,
Francesc
(1) Adaptación del artículo de la Sra. Erzsébet Lengyel en SALESIANOS 2012
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