Amiga,
amigo quisiera compartir contigo esta
reflexión quincenal: la simpatía. Cuando
nos encontramos por primera vez con
alguien, pero mejor si tenemos más
ocasiones de conocerlo/a, una de las
características que podemos captar pronto
es si esta persona es simpática. La
simpatía no es fácil de definir, pero
hay algo en ella que nos sugiere
entrega, compartir.
A
la persona simpática no se le olvida
el saludo, y sobre todo con los
ojos, con la sonrisa que nos dedica,
captamos que pone su persona a
nuestra disposición, para compartir con
gusto esos momentos de encuentro.
Lo que no indica en absoluto simpatía es aquello que hace un chiquillo al llegar al colegio por la mañana, que al ver a su profesor, lo primero que le dispara es: -¡”Un balón”! El profesor puede que le conteste: -“¿Se te han caído los ‘buenos días’ y el ‘por favor’?… ¡ah!, ¿y ‘la sonrisa’?” Claro, que al joven hay que recordarle los modales y animarle a que se exprese con educación y simpatía, pues ganará más.
Pero las personas adultas también hemos de reflexionar sobre nuestra práctica en los encuentros con otros. Aparte del saludo, de la atención, de la sonrisa que podamos expresar…, luego, si el encuentro no es tan corto, coherentemente, deberíamos conectar con nuestros conocidos e interesarnos por ellos, por su familia si la conocemos, u otros asuntos que nos parece les gustarán contarnos (¿Qué tal el fin de semana? ¿Cómo te fue el viaje que me dijiste que harías?...). Nosotros, por nuestra parte, también atenderemos a las preguntas que nos hagan, pero sin extendernos, porque se trata de escuchar, de intercambiar, más que de alargar conversaciones.
La simpatía merece nuestra atención, por lo importante que es esta faceta relacional de la persona. Es posible que a quien le cueste practicarla tenga un corazón de oro, pero le falte demostrarlo, vencer su timidez, tal vez su despiste y “arremangarse” a compartir con naturalidad. En alguna ocasión, no estará mal desconectar nuestro móvil, y atender a los acompañantes.
Si ponemos esfuerzo en esto, mejorando las diversas expresiones de simpatía, veremos que entonces somos más felices y que hacemos más felices a los demás, pues ¿qué no es acaso la simpatía sino un arte de compartir? Y la felicidad tiene mucho que ver con compartir.
Espero amiga, amigo que tú también seas algo más feliz sabiendo compartir más, siendo más simpática, más simpático. Cosa que me aplico a mí mismo en primer lugar.
Vuestro amigo,
Francesc
Lo que no indica en absoluto simpatía es aquello que hace un chiquillo al llegar al colegio por la mañana, que al ver a su profesor, lo primero que le dispara es: -¡”Un balón”! El profesor puede que le conteste: -“¿Se te han caído los ‘buenos días’ y el ‘por favor’?… ¡ah!, ¿y ‘la sonrisa’?” Claro, que al joven hay que recordarle los modales y animarle a que se exprese con educación y simpatía, pues ganará más.
Pero las personas adultas también hemos de reflexionar sobre nuestra práctica en los encuentros con otros. Aparte del saludo, de la atención, de la sonrisa que podamos expresar…, luego, si el encuentro no es tan corto, coherentemente, deberíamos conectar con nuestros conocidos e interesarnos por ellos, por su familia si la conocemos, u otros asuntos que nos parece les gustarán contarnos (¿Qué tal el fin de semana? ¿Cómo te fue el viaje que me dijiste que harías?...). Nosotros, por nuestra parte, también atenderemos a las preguntas que nos hagan, pero sin extendernos, porque se trata de escuchar, de intercambiar, más que de alargar conversaciones.
La simpatía merece nuestra atención, por lo importante que es esta faceta relacional de la persona. Es posible que a quien le cueste practicarla tenga un corazón de oro, pero le falte demostrarlo, vencer su timidez, tal vez su despiste y “arremangarse” a compartir con naturalidad. En alguna ocasión, no estará mal desconectar nuestro móvil, y atender a los acompañantes.
Si ponemos esfuerzo en esto, mejorando las diversas expresiones de simpatía, veremos que entonces somos más felices y que hacemos más felices a los demás, pues ¿qué no es acaso la simpatía sino un arte de compartir? Y la felicidad tiene mucho que ver con compartir.
Espero amiga, amigo que tú también seas algo más feliz sabiendo compartir más, siendo más simpática, más simpático. Cosa que me aplico a mí mismo en primer lugar.
Vuestro amigo,
Francesc
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