La palabrita “vicaria” nos
puede sonar extraña. Bueno, tal vez sepamos que
el ‘vicario’ es el sacerdote que sustituye al cura párroco en una
parroquia. También se dice que el papa es el vicario de Cristo. Y de forma
general, esta palabra designaría ‘el que hace las veces de’. La ‘función
vicaria’ la puede desempeñar una persona que ante la precariedad, la pequeñez, el
desamparo de otra, decide: -Yo haré lo que debía hacer esa persona. Pagaré lo
que ella debía pagar…
Según esto, vemos muy claro
que los menores, los pequeños, los abandonados son los primeros que por su
situación reclaman esa función vicaria. ¿A quién? Los niños y menores, en
primer lugar a sus madres y a sus padres; de hecho el bebé se alimenta de su
madre, o por mano de su madre, o bien de su padre o de otros adultos; no digamos el todavía no nacido, del que todo
su ser depende de la madre.
Pero hay necesidades en los
pequeños que no son primordialmente físicas, como la educación, y que requieren
también esa función vicaria (alguien ha de entregarse para procurar el desarrollo
del menor).
Cuando se realiza una
donación de órganos, o de sangre para una transfusión, entonces esta acción
toma también el sentido de darse para el otro. Es una función vicaria.
Lo mismo sucede si hay un
enfermo, pues la persona que lo cuida, lo asiste, lo acompaña, en esta ocasión
hace funciones vicarias, ya que los cuidados hacia el enfermo consisten en ofrecer
las propias energías como extensión de las facultades que ahora el enfermo
tiene mermadas.
En la vida hay muchos de
esos “gestos vicarios”, tal vez no tan llamativos, pero si los observamos con
atención, están cargados del amor con que se hacen. Por ejemplo, quien
consuela, realmente carga con las penas del otro, y con ello, le libera del
sufrimiento, le ayuda a superarlo. Quien escucha de verdad, ‘se olvida un tanto
de sí mismo’, pero da valor, consolida a la otra persona; la salva, -y ella/él crece
interiormente. Quien ríe o sonríe, comunica y comparte vida; la da.
Pero, sin duda, la función
vicaria por excelencia es la del que ofrece su vida por otro. Así, conforme
suena, es estremecedor; no se comprende. Tal vez porque no tenemos en cuenta el
amor. Pues los enamorados sí que se lo dicen de esta manera: -‘Te quiero; te
doy mi vida; mi vida es tuya’. Claro que “obras son amores, que no buenas
razones”, nos pone en alerta el sabio refrán español.
En ocasiones, nos sucede que las circunstancias hacen que
carguemos con la cruz de los otros. Pero, no importa, porque si lo hacemos,
entramos a realizar esa función de entrega, de amor. A Simón de Cirene le
obligaron a llevar la cruz de Jesús de Nazaret. Y ha pasado entre los cristianos
como aquel que es capaz de cargar con la cruz de los demás. En este sentido, los
cristianos ven en Jesucristo al mejor Cireneo; él pagó por nosotros.
De la reflexión de esta
quincena se puede concluir que estás –yo el primero- invitada, o invitado a
agradecer a nuestros ‘vicarios’ y ‘vicarias’, su amor, su entrega por nosotros.
A la vez que se nos invita también a ejercer de ‘vicaria’ o ‘vicario’, para crecer
en nuestro amor, vivir más felices y remediar tanta necesidad.
Tu
amigo,
Francesc
"A Simón de Cirene le obligaron a llevar la cruz de Jesús de Nazaret. No me puedo imaginar lo que llegaría a pesar. Pero imagino que se la quitarían de encima en el mismo Gólgota para crucificar a Jesús. Simón de Cirene también fue partícipe de la resurrección de Jesús, aunque las escrituras no nos cuentan nada al respecto. Nadie que se acerque a Jesús aunque sea por curiosidad o por obligación sale con el corazón vacío. La cruz no es el final del camino sino un paso hacia la resurrección, "la vida nueva con Cristo Jesús". Entiendo que ser vicario por amor a Jesús es acompañar al necesitado a la luz de la resurrección para que el mismo encuentre la libertad que Dios le da. Y no quedarnos con el cansancio del camino y en el mismo Gólgota".
ResponderEliminarSegún la tradición los hijos de Simón el Cirineo Rufo y Alejandro se hicieron misioneros. El hecho de que mencione sus nombres sugiere que pudo tratarse de personajes relevantes en el cristianismo primitivo.
Y yo me pregunto ¿quien hace de Vicario de nuestros Partidos Políticos? ¿de nuestros Bancos? ¿de nuestros hospitales? ¿de nuestras Prisiones? ¿de nuestro Ayuntamiento? ¿ de nuestras Universidades?
ResponderEliminarCon la que está cayendo en nuestro entorno, podemos ver con claridad la necesidad de Vicarios que tienen las personas que dirigen esas Instituciones,criticarlos sin entrar al ruedo,es cosa facilonga,el asunto está en arrimarse a ellos,apoyarlos,controlarlos,corregirlos,hacerles ver que son "administradores temporales"del Bien Comun de todos los Ciudadanos,que no son propietarios del poder,que no deben comportarse como jefes del Pueblo sino como servidores del Pueblo,apesar de llevar varias décadas en Democracia,existe un abismo entre los dirigentes y el Pueblo de base ¿ no será que nos hemos quedado sin Vicarios en esos ambitos?
Para empezar...¿cuántos de los 70 asisten a los Plenos del Ayuntamiento?
Hombre, Tarsicio, veo necesario que los "vicarios" -como tú los entiendes- estén bien formados para poder hacer una intervención eficaz en "la cosa pública". Además, me cuesta aplicarles la pala bra "vicario" si luego no se entregan a mejorar el bien público, dado que la función vicaria requiere, de alguna forma ofrecer la vida por los demás, y no a la inversa. Te agradezco tu aplicación de los "vicarios" al terreno público. Gracias, amigo. Francesc
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