El suceso que se va a contar, tiene el encanto de aclarar a todo antiguo-a alumno-a salesiano la impronta de cordialidad, de cercanía de la educación al estilo de Don Bosco. De cómo se allanan las “fronteras” al decir simplemente “Soy antiguo alumno salesiano”, o “salesian past pupil”; o al pronunciar sencillamente la palabra “Don Bosco”.
Hace muy poco, en realidad el día
de la fiesta de Don Bosco, 31 de enero, dos hermanos antiguos alumnos de un
colegio salesiano de Elche –Alicante- (España) se encontraban en Tokio por
motivos de trabajo. Los dos comerciales, recuerdan que la fecha en que están es
precisamente el día de la fiesta de Don Bosco, más solemne, si cabe, este año por
ser el Bicentenario del nacimiento del Padre y Maestro de la Juventud.
Se miran ambos, y se preguntan si
no estaría mal hacer una visita a un centro salesiano cercano que, por las
señas que vienen observando, debe de ser efectivamente un centro de los hijos de
Don Bosco. Resuelven que sería simpático visitar a la comunidad y darles la
enhorabuena por la fiesta del querido Padre Don Bosco.
Y dicho y hecho, se acercan al edificio y expresan su intención de saludarles y felicitarles. Los salesianos no solo aceptan sus saludos con cordialidad, sino que les acogen con alegría (¡dos españoles, antiguos alumnos salesianos, que se han acordado de Don Bosco, de su fiesta y han querido compartir la alegría del recuerdo de su fiesta con ellos!) y les invitan a la festiva comida con la comunidad.
Y dicho y hecho, se acercan al edificio y expresan su intención de saludarles y felicitarles. Los salesianos no solo aceptan sus saludos con cordialidad, sino que les acogen con alegría (¡dos españoles, antiguos alumnos salesianos, que se han acordado de Don Bosco, de su fiesta y han querido compartir la alegría del recuerdo de su fiesta con ellos!) y les invitan a la festiva comida con la comunidad.
Después de saludar a todos los hermanos
de la comunidad, reunidos para la mesa fraterna del día de Don Bosco, se hacen una
fotografía junto con ellos, pero resignan la invitación a comer, por los
compromisos laborales que tienen en la capital nipona.
La alegría de estos "afortunados" visitantes de sentirse acogidos por ser antiguos alumnos salesianos, en un lugar tan distinto y distante, no puede quedarse con
ellos. Las muestras de cordialidad y la fotografía con los salesianos de Tokio pronto viajan a
los móviles de sus respectivas consortes, para contento de la familia, que
disfruta viendo que sus maridos, o bien sus padres no olvidan nunca, aunque lejos, que
son antiguos alumnos salesianos, que son hijos de un gran Padre, Don Bosco, que
ha sembrado su familia por tantos rincones del mundo.
Tu
amigo,
Francesc
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ResponderEliminarJosé María Crespo Martínez, antiguo alumno de Elche comenta: "Siempre ha sido así y será, a mí me ha pasado y sé de muchos compañeros que también han sido bien acogidos".
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