martes, 30 de junio de 2015

UN PREMIO MUY ESPECIAL

P R E M I O   A L   E S F U E R Z O

En esta ocasión, la reflexión quincenal versará sobre un premio del todo especial, el premio al esfuerzo. Hay un Instituto donde a punto de finalizar el curso se hace entrega de un premio extraordinario: los alumnos de cada una de las clases de Secundaria, Bachillerato y Ciclos Formativos (Formación Profesional) votan la compañera o el compañero de curso que les parece se ha esforzado mucho en ese curso escolar.


Los estudiantes galardonados, bien vestidos, sus padres, abuelos, amigos, novios y novias, hermanos, profesores se reúnen en el pabellón-teatro para a asistir a la entrega de los galardones.
Los nervios, las emociones no pueden reprimir-se. Primeramente, una persona destacada del mundo civil, muy afecta al ideario de la Escuela, expresa en un pequeño discurso sus ideas sobre esta celebración. Hoy le ha tocado hablar a un antiguo alumno de la Escuela, el cual ha dicho que el esfuerzo es importante y necesario para todo; que es una actitud para conseguir diariamente cualquier objetivo. Y ha felicitado a los estudiantes por su esfuerzo en el presente curso.


Después, las emociones suben de tono: Cuando se le llama a un premiado o premiada, y este o esta sube acompañado/a por su tutor/a por el andador –rampa- a recibir el diploma y el trofeo, saludado por quienes forman la mesa, mientras las cámaras fotográficas y los móviles disparan sin parar. ¡Es el momento de gloria!




Al terminar, salen los galardonados,  también quienes les han acompañado, a degustar un aperitivo y unos refrescos. Aquí la tertulia es más distendida y menos formal. Quizás sea el acto donde más se expresa la alegría, el gozo del premio alcanzado: -Enhorabuena en lo que te toca!, -dices, estrechando la mano del padre de una chica premiada. –Yo no, -te responde con una sonrisa de satisfacción- es ella.



La verdad es que las dos cosas son reales, la excelente actitud y constancia de la chiquilla, pero también el respaldo del padre y de la madre.

La pregunta que nos viene ahora a la mente es esta: que si hay tres o cuatro que se han esforzado con igual nivel en el mismo curso, ¿por qué solamente se le ha otorgado el premio a uno? Un alumno nos da una interesante explicación: -Si  se diera más de un premio, este no tendría tanta estima.

Bien. Un extraordinario invento este premio del esfuerzo, porque la alabanza, los aplausos hacen milagros. Refuerzan y hacen que crezca ya para a siempre la personalidad de un adolescente o de un joven.

Vuestro amigo
Francesc

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