Apreciada amiga o apreciado amigo,
Con lo que hoy te escribo, hay más que suficientes
motivos para cantar victoria. Para soltar los sentimientos con el mayor júbilo,
aunque no los entienda la mente; que eso es el júbilo. Para hacer fiesta.
Hay una persona amiga, que me repite con frecuencia:
-Moriremos de éxito. Y si reflexionamos, tiene mucha razón.
Palmeral de Elche (Alicante-España)
En una bellísima población española –Elche-, de la
provincia de Alicante existe una hermosa tradición popular y religiosa: las “aleluyas”.
De hecho, al domingo de Pascua no es raro que allí le llamen el “día de las
aleluyas” (unas octavillas de diversos colores con motivos religiosos, que se
lanzan desde balcones y azoteas). Las aleluyas vuelan por los aires y llenan de alegría la
ciudad e inundan de ella hasta los campos…
Sí. De quedar de la rememoración
de la Semana Santa solo el revivir el gozo de que hemos conocido la meta de
nuestra vida (la vida plena), sería suficiente regalo su celebración. ¡Aleluya!
VEN ESPÍRITU SANTO, DERRAMA TU LUZ EN MI CORAZÓN
Porque nuestra vida es un
peregrinaje y a los peregrinos lo que más nos importa es de dónde venimos y
adónde vamos. Pero no hay que descuidar el trayecto, pues el peregrinaje tiene
mucho de imprevisto (decimos con frecuencia: -El hombre propone y Dios
dispone). Es una aventura.
Bienaventurados, sin embargo
quienes saben todo esto, como los cristianos, que saben que vienen del Padre,
vuelven a él, y que su Hijo Jesucristo les acompaña en el camino… por aquello de
los imprevistos.
Pueden bien pasar apuros,
aunque saben que estos no son el final; que el final es el éxito, la vida
plena, la victoria, ¡aleluya!
Eso sí, han de hacer el
camino del peregrino, en el que no han de faltar ni el esfuerzo, ni la fraternidad, ni el
compartir la alegría con quienes peregrina.
Amiga, amigo, ¡mucha aleluya!
Francesc
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