sábado, 14 de enero de 2017

El heroísmo de un muchacho


Nos informaba el salesiano que, según su madre, Acaz estaba decidido a salir a la calle para estar en la misa de Navidad vigilando la puerta de entrada, a pesar de que ella le había insinuado: -Hijo, quédate en casa; aquí estarás mejor que en la calle.

Y así sucedió, como su madre presentía: Estaba haciendo su vigilancia cuando, de repente, vio a un hombre que quería atravesar la puerta del santuario, y que se dirigía hacia su entrada a toda velocidad. Acaz se abalanzó hacia él también a todo correr, sospechando lo peor. Se abrazó a él e inmediatamente la carga explosiva que el hombre llevaba adherida al cuerpo hizo una fortísima explosión, que hirió mortalmente al portador de la carga explosiva y al muchacho que lo abrazaba.


A su padre -continuaba comentando desde las ondas de la emisora el padre salesiano- le hicieron la  inquietante pregunta en cierta entrevista: ¿Ha perdonado a los que han matado a su hijo? –Sí, les respondió. El papa Francisco nos ha hecho un año de la misericordia, y nos ha dicho que Dios es misericordioso. Yo he de ser como él y perdonar a todos.

Acaz había salvado a tantas personas reunidas en el acto religioso. Su generosidad, la entrega de su vida -nos sigue relatando el salesiano- no ha sido estéril: La comunidad cristiana se ha fortalecido en su fe; y ya se está iniciando el proceso para hacerlo santo.

Tu amigo,
Francesc


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