Amiga, Amigo, ya se ha tratado el tema de la ecología humana
en otra anterior reflexión. Hoy conviene insistir en ello, porque no lo llevemos
a olvido, y descuidemos esta parte de la ecología, la más preciosa, que debemos no
solo respetar, sino cuidar.
La ecología sin más y la ecología humana, son realidades que
están íntimamente conectadas, y que no se pueden separar. Porque la existencia
de un equilibrio y limpieza en el planeta, del agua, del aire, de la tierra,
del mundo vegetal y de los seres vivos (el hombre incluido), hace posible que
los seres humanos puedan habitar la Tierra y que disfruten –sin derrochar- de
los recursos que necesitan, y que el Planeta les ofrece.
Pero el ser humano no tiene únicamente aspiraciones y
necesidades físicas; el ser humano tiene sentimientos, aspiraciones de
fraternidad, de trascendencia, de justicia, de igualdad, de felicidad.
Estas
capacidades son precisamente armas de doble filo: Por un lado demandan un plus
que los demás seres vivos no exigen. Sin embargo, por otro lado, estos mismos
sentimientos que posee el ser humano en ocasiones engañan a los hombres
señalándoles que la felicidad está en el poder, que puede llegar a la
violencia; en el tener más, en el afán
del dinero, en la vanidad, en la comodidad, la presunción… Y hacen que haya
personas que coloquen estos “contravalores” como prioritarios a conseguir en su
vida, y por conseguirlos, atropellen a otras personas; también al
Medioambiente, perjudicando así doblemente al ser humano y al Planeta.
Una persona que se deja llevar por el afán del dinero; que
como consecuencia de esta pulsión no pone pegas en acumular dinero, pese a
quien pese, pague quien pague, atropella a las personas. Pero tampoco le importan los destrozos que pueda hacer a la Naturaleza para para llenar sus bolsillos. Quien defrauda a
Hacienda, o se apropia del dinero público, empobrece y deja fuera del
derecho al reparto de los recursos que tiene todo ser humano para poder vivir dignamente.
Es muy peligroso para la ecología humana, un empresario, un
político, un banquero que defrauda los derechos al salario adecuado, que no
protegen el derecho a una vivienda digna, a la educación, a la cultura, al
trabajo, a la salud…, al depósito del dinero confiado a una entidad bancaria.
Cuando estos se apuntan a la corrupción, a la codicia, a la insensibilidad de
los millones de seres humanos que aún están pasando hambre y no pueden llevar
una vida humana.
Vuestro amigo
Francesc
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