Al principio del año solemos ilusionarnos con hacer nuevos
proyectos que renueven nuestro horizonte. Estos proyectos se dirigen a cumplir
una meta. Prometemos llegar a esta meta, no porque deseemos alcanzarla para
después pararnos. El objetivo, cuando nos retamos a nosotros mismos, es de por
sí más amplio. Y es algo que esperamos haga bien a la totalidad de nuestra
vida. Que mejore nuestra misión en la vida.
Después de un silencio y de meditar con sinceridad es cuando podemos decidir nuestro objetivo. Este objetivo será provechoso si contiene un importante valor. Puede ser este: “Quisiera que me recordaran como una persona que ha hecho el bien”.
El objetivo, la meta ha de ser alta. En Centroamérica oí
este sabio refrán: “Si quieres celeste, que te cueste”. Deberíamos aspirar, por
tanto, a lo celeste, a aquello mejor que aspiramos, aunque no lo logremos del
todo. Porque lo que nos hace felices no es si lo logramos o no, sino si
queremos de verdad alcanzar esa meta celeste. Por supuesto, con todo nuestro
esfuerzo.
Pero está claro que este objetivo tan amplio, ha de
desmenuzarse en otros objetivos más cortos. En el caso en que tomemos el objetivo
indicado, podemos concretar: “En la asociación en donde estoy, dedicaré este
primer trimestre a ir conociendo a los asociados. Para ello, dedicaré una hora
los fines de semana”. Porque solo podemos conseguir una meta con acciones,
normalmente sencillas, constantes; y si pueden ser diarias, mejor.
Es muy conveniente que al principio de mi toma de proyecto,
consulte a un buen un amigo. O bien lo “consulte con mi madre” física o
mentalmente. También puedo hacer la “consulta del bebé”, preguntándome si el
objetivo o la actividad que voy a realizar será aprobada por mi hijo cuando me
recuerde.
Recordemos que el proyecto evangelizador de Jesús de Nazaret
fue aprobado por el Padre al principio de su tarea. Y más tarde en la escena de
la transfiguración.
Y en todo este camino del proyecto en que nos hemos
comprometido, no olvidemos relativizar los resultados. Serán relevantes, sean
positivos o no positivos, si nos ayudan a continuar con nuestro esfuerzo y
constancia en el camino, en la misión
que hemos asumido que tenemos en la vida.
Vuestro amigo
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