martes, 26 de diciembre de 2017

METAS PARA EL NUEVO AÑO






Al principio del año solemos ilusionarnos con hacer nuevos proyectos que renueven nuestro horizonte. Estos proyectos se dirigen a cumplir una meta. Prometemos llegar a esta meta, no porque deseemos alcanzarla para después pararnos. El objetivo, cuando nos retamos a nosotros mismos, es de por sí más amplio. Y es algo que esperamos haga bien a la totalidad de nuestra vida. Que mejore nuestra misión en la vida.

Después de un  silencio y de meditar con sinceridad es cuando podemos decidir nuestro objetivo. Este objetivo será provechoso si contiene un importante valor. Puede ser este: “Quisiera que me recordaran como una persona que ha hecho el bien”.

El objetivo, la meta ha de ser alta. En Centroamérica oí este sabio refrán: “Si quieres celeste, que te cueste”. Deberíamos aspirar, por tanto, a lo celeste, a aquello mejor que aspiramos, aunque no lo logremos del todo. Porque lo que nos hace felices no es si lo logramos o no, sino si queremos de verdad alcanzar esa meta celeste. Por supuesto, con todo nuestro esfuerzo.

Pero está claro que este objetivo tan amplio, ha de desmenuzarse en otros objetivos más cortos. En el caso en que tomemos el objetivo indicado, podemos concretar: “En la asociación en donde estoy, dedicaré este primer trimestre a ir conociendo a los asociados. Para ello, dedicaré una hora los fines de semana”. Porque solo podemos conseguir una meta con acciones, normalmente sencillas, constantes; y si pueden ser diarias, mejor.

Es muy conveniente que al principio de mi toma de proyecto, consulte a un buen un amigo. O bien lo “consulte con mi madre” física o mentalmente. También puedo hacer la “consulta del bebé”, preguntándome si el objetivo o la actividad que voy a realizar será aprobada por mi hijo cuando me recuerde.

Recordemos que el proyecto evangelizador de Jesús de Nazaret fue aprobado por el Padre al principio de su tarea. Y más tarde en la escena de la transfiguración.

Y en todo este camino del proyecto en que nos hemos comprometido, no olvidemos relativizar los resultados. Serán relevantes, sean positivos o no positivos, si nos ayudan a continuar con nuestro esfuerzo y constancia en el camino, en  la misión que hemos asumido que tenemos en la vida.

Vuestro amigo
Francesc Soler

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