Es más, la
unión de la pareja ha de tender a la comunión, es decir, a formar un ambiente
de familia, de atención mutua, especialmente si se incorporan los hijos. Se
puede decir, que entonces hay un planetario familiar, en que todos se quieren o
aprenden a quererse.
Sería muy beneficioso para la convivencia conyugal si todos los casados recibieran esta actitud de amor en el matrimonio con
sentido positivo. Pero resulta que la misma actitud, llamémosla en este caso
“fraternidad”, es la que se pide –al menos la ONU lo considera así – para todas
las relaciones humanas, sean de amistad, de compañeros de trabajo, de vecindad o
sencillamente, de personas humanas. Pues en todas ellas, se nos recuerda, que hemos de ejercer la mutua ayuda. Es decir, hemos
de darnos la mano para caminar como hermanos en nuestra marcha de la vida.
Vuestro amigo
Fracncesc
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