sábado, 13 de octubre de 2018

SERÁN LOS DOS UNA SOLA CARNE




Amiga, amigo, el requisito que no debería olvidarse en todas las variantes que existen hoy de matrimonio es el amor, la unión de la pareja. Ya que los egoísmos, los caprichos llevan a la falta de respeto, a la violencia, si no se abordan con el diálogo, el perdón y los detalles, con los que se hace de nuevo visible el amor, y que se necesitan a diario. Con razón un capellán al celebrar una boda, recomendaba a los novios: “Cada día, al levantaros, besad el anillo de boda y decid: -Hoy comienzo a amar a mi mujer. Y lo mismo, la esposa: -Hoy empiezo a cuidar a mi marido”.

Es más, la unión de la pareja ha de tender a la comunión, es decir, a formar un ambiente de familia, de atención mutua, especialmente si se incorporan los hijos. Se puede decir, que entonces hay un planetario familiar, en que todos se quieren o aprenden a quererse.

Sería muy beneficioso para la convivencia conyugal si todos los casados recibieran esta actitud de amor en el matrimonio con sentido positivo. Pero resulta que la misma actitud, llamémosla en este caso “fraternidad”, es la que se pide –al menos la ONU lo considera así – para todas las relaciones humanas, sean de amistad, de compañeros de trabajo, de vecindad o sencillamente, de personas humanas. Pues en todas ellas, se nos recuerda, que hemos de ejercer la mutua ayuda. Es decir, hemos de darnos la mano para caminar como hermanos en nuestra marcha de la vida.

Vuestro amigo
Fracncesc




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