jueves, 13 de diciembre de 2018

DALE LA VUELTA A LA NAVIDAD



Vamos de cara a la Navidad. Sobre la misma, un caballero opinaba: -No me gusta la Navidad. Pero no nos explicaba a qué clase de Navidad se refería. Pues hay dos clases de Navidad: una, en que se vive más centrados en el "Cumpleañero" (Jesús) y otra que vive más lo material.

 Una, en la que se toma como más importante, el mejor regalo; que es la presencia entre nosotros, los seres humanos, de nuestro bien, de nuestro Salvador, Jesucristo. Y otra, en la que este aspecto religioso tiene menos importancia que los regalos, las comidas, las compras, los villancicos, los viajes, las “huidas” a los montes o al mar, las cabalgatas de los Reyes Magos…

Cosas estas que pueden tomarse también en la primera forma de celebrar la Navidad. Porque si esos regalos, esas comidas familiares o de amigos; esos viajes y esas compras, los adornos, el árbol de Navidad… están justificadas porque ilusionan, alegran, de manera que siempre tengamos presente que “son regalos del corazón”, porque hay necesidad de “acompañar”, de “descansar y compartir”, de fomentar la alegría y la ilusión de los pequeños…

En este caso, entraríamos así a poner las cosas en orden, en orden de amores: Ya que “No hay que amar menos lo que debemos amar más”. En este caso, a Jesucristo, y lo que nos pide. “Ni tampoco amar más a lo que deberíamos amar menos”. Atención: “Amar menos” no es dejar de amar. Pero no está por delante de la alegría de la venida del Salvador. Y si queremos dar un mensaje  más amplio, incluso para los que no creen, el amar menos lo egoísta y poner por delante el hacer el bien, la bondad, la fraternidad entre los hombres, especialmente en los “pequeños”; dígase necesitados. 

Todos estos no se perderán una auténtica alegría por la Navidad.
Tu amigo,
Francesc


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