sábado, 14 de octubre de 2017

EDUCAR, ENORME TAREA


La educación es una tarea más relevante que dirigir un país. Un maestro, que deja este mundo habiendo dedicado su vida a educar, ha hecho una labor mayor que un jefe de Estado. Porque el educador –y todos sus adyacentes: padres, maestros, psicólogos, monitores... – se entregan, aman, motivan, enseñan el camino, señalan los valores que posee cada uno de sus alumnos, de sus atendidos para que crezcan y se formen.

Tal vez pase en sus vidas lo que se dice del Bautista con respecto a Jesús: “Conviene que yo disminuya para que él crezca”. En este terreno educativo, conviene que el educando crezca y el educador vaya entregando su vida.

El maestro de vocación, llega al corazón, conoce los valores, que aún en ciernes, hay en la semilla que representa al menor al que educa. Pero que con el cuidado atento, con la palabra, con el gesto, con la cercanía y el ejemplo suyos, irá ganando talla, irá creciendo, irá creciendo... hasta convertirse en un árbol frondoso, que dará a la sociedad sus frutos; o su sombra amparadora, o su esplendorosa verdor, o su fina  madera, o su exuberante floración. Símbolos estos de amor, de ternura, de paz. En una palabra, de la convivencia de la que está falta la humanidad.

Vuestro amigo,
Francesc