jueves, 29 de octubre de 2015

AMOR DE ENTREGA



Cuando se expresa la palabra amor, si no  hay ningún contexto en que se especifique de qué amor se trata, los oyentes o los lectores pueden llevarse a engaño. Por ello, al amor al que queremos referirnos en esta reflexión quincenal, le hemos añadido el calificativo “de entrega", para así centrar la atención en la realidad de un amor de donación, un amor que, sin duda, transforma la vida de aquel o de aquella que la da. Además, este es de tal forma, que aquel que recibe este tipo de amor puede decir sin errar: TÚ LE DAS VIDA A MI VIDA."


Cuando me pongo a describir este tipo de amor de donación, no encuentro otro ejemplo más clarificador que el hecho de que las madres lo dan todo por los hijos, e incluso, la vida. Dan la vida a sus hijos desde el momento en que saben que van a tenerlos. O podemos decir, que antes; cuando sueñan en tenerlos. 

Si no, fijémonos en este relato: El último día del Campamento Urbano, por la noche, se acercó una chica exalumna del colegio, centro que año tras año hace esta actividad. La joven estaba deseosa de ver el ambiente que se vivía en el campamento. La chavala, ya estudiante de universidad, dijo muy consciente: "Cuando tenga hijos, quiero que estén en este colegio; me encanta su ambiente". La chica ya estaba pensando en el bien de sus posibles y deseados hijos.


Por lo tanto, damos infinitas gracias a las respectivas madres, que no solo en la infancia, sino toda la vida, día a día, se han entregado por nosotros. Pero también destacamos el amor de donación de los padres, maestros, amigas, amigos, parientes, médicos, psicólogos y profesionales de vocación... 
No olvidamos de manera especial a los abuelos, pues ellos merecen aquí un apartado relevante, por su entregada ayuda a sus hijos y a los nietos: Que si llevan los nietos a la escuela y los recogen; que si los nietos se quedan a comer, o a dormir en su casa; que si le dejan el coche al hijo o a la hija; que si les dan el dinero que pueden a los hijos e hijas. Su aportación no puede ser más entregada y acogedora.


Por otra parte, nuestra fe cristiana también está precisamente basada en una entrega; la de Jesucristo por nosotros. Él entregó su vida por nosotros. El agradecimiento que hacen los cristianos de esta entrega se llama Eucaristía, palabra que significa en griego “dar gracias". La suprema muestra de amor de Jesucristo apunta al desbordante amor del Buen Dios, lo cual nos llena de consuelo, de esperanza y también de amor. 

En conclusión, si nos damos, si nos entregamos. En una palabra, si damos nuestra vida, haremos felices a los que encontramos en nuestro camino vital, y nosotros seremos también inmensamente felices.

Vuestro amigo,
Francesc






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