martes, 3 de enero de 2017

EL SUEÑO DE DIOS

CREACIÓN DE ADÁN-Miguel Ángel-Capilla Sixtina

Celebramos, en muchas de las culturas del planeta, el nacimiento de un nuevo año, ¡el 2017! ES UN NUEVO REGALO DE QUIEN SIEMPRE ES NOVEDAD. 

Los pintores de la cultura cristiana nos han hecho muchos favores, nos han plasmado la emoción, la belleza, la profundidad en los iconos que nos representan las escenas, los personajes –sus preciosas vírgenes, sus expresivos cristos, sus santos y sus profetas...- de la historia de la salvación. Pero también nos han defraudado cuando han pintado al Padre eterno con barbas y cabellera blancas, como un anciano. ¡No! Dios es Vida y creador de vida, por lo que Dios es siempre novedad.


Según nos dice el primer libro de la Biblia, el Génesis, lo más valioso de la creación que Dios formó es el hombre, con una vida semejante a la de Él; y a quien entregó  la creación entera: mares y montañas poblados de animales, de plantas; la bóveda celeste, con el Sol y la Luna y la rutilante hermosura de las estrellas.

Su sueño era plantar la humanidad en un ambiente paradisíaco, donde el mal (la serpiente) no dominara. 

Pero no sucedió así. Su sueño quedó truncado cuando el mal pudo enseñorearse de la humanidad. ¿Quedó truncado? –No. Ese gran tropiezo sirvió para preparar un sueño más maravilloso todavía: Que Él mismo, por su Hijo, estuviera con nosotros. Que el mismo Hijo nos enseñara la belleza de Dios. Y pudiéramos alcanzarla mediante la entrega de su Hijo Jesús.

Y, por cierto, ¿no es una maravilla lo que realizó Dios en María, la sencilla muchacha de Nazaret? –Evidentemente que sí. La hizo inmaculada desde el primer momento, sin que sufriera el primitivo acoso del mal. Pero mujer, como todas, sin ahorrarle las dificultades inherentes a todo humano. María aceptó, con toda la confianza de la que fue capaz, a su Dios.

Y ahora, volviéndonos a nosotros; el sueño de Dios sobre cada uno supera, desborda lo que podamos vislumbrar. Su horizonte sobre nosotros es amplísimo y bello. La única condición para esperar en este regalo y gozar de su belleza es la confianza en Él. Y el único enemigo, el miedo.

Por eso, sabiéndolo el Señor, no deja de animarnos: -Levantad la cabeza. No temáis, tened paciencia; está cerca vuestra liberación.

Vuestro amigo,
Francesc. 



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