miércoles, 30 de agosto de 2017

PLEGARIA DE AMOR



               
EXISTE UN CAMBIO COMPLETO, DE  CABEZA HACIA ABAJO A CABEZA HACIA ARRIBA,
DE PELIGRAR POR DESPEÑAR(SE) A LUCHAR POR SALVAR(SE)

Encontré para ti, amiga, amigo,  y también para mí, una modalidad de vivir la vida, reveladora, o mejor, revelada, que puede ser nuestra reflexión de final de agosto o principios de septiembre.

La “Plegaria de amor” se percibía en forma de poema, pero no era un poema; era mucho más:

“En tu corazón, la víspera de padecer
revelaste la verdad definitiva,
la que llevabas en tu corazón;
el mandamiento nuevo, y propusiste:
“que os améis como yo os he amado”.

Sobre estas palabras
se apoya la mayor revolución de la historia,
que se funda en la fraternidad
y no en el odio, la revancha o las armas…

Unas palabras que debieran interrogar
la vida de cada persona, la mía,
con hiriente contundencia:
Y preguntarme sobre mi amor
concreto, preciso, visible, diario….

Este tipo de amor no calcula retribuciones,
no exige premios;
tampoco toma nota del esfuerzo.
Amor que ama a fondo perdido,
sencillamente porque así tú lo hiciste.
y es preciso proceder como procediste tú".


Perdona que me ponga de testigo, pero el hecho merece que pase por ese atrevimiento: El grupo, la peña de amigos no hay que perderla. Esta vez se reunían en la casita de montaña de un amigo del grupo que estaba enfermo.

Era un día en que, a pesar de amanecer soleado en el agosto del hemisferio norte, todavía se gozaba del aire fresco de las nueve de la mañana. La mesa estaba, por tanto, fuera de la casa, al aire libre. Desde ella se podía apreciar la belleza del paisaje de montaña.

Los ocho nos pusimos a almorzar, a compartir nuestras experiencias y aficiones. La idea era acompañar al amigo enfermo. Su mujer estaba entre nosotros, y al terminar la convivencia, cuando nos íbamos, no paraba de decirnos con la evidente preocupación por el marido, -preocupación que flotaba en el ambiente-, pero con mucha gratitud: “gracias por vuestra visita”.
No hace falta explicar que ahí había un amor como el del Maestro de Nazaret. Porque:

                               “…Desde entonces,
donde hay amor… ahí estás tú.
Desde entonces, 
donde no hay amor... ahí no estás tú.

¡Qué lástima fatigarse por tantas cosas donde no hay amor del de Jesús, cuando todo se lo lleva el viento, y no queda nada! ¡Felices, en cambio, si nos apuntamos al amor del Maestro!

Tu amigo,
Francesc

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