sábado, 28 de julio de 2018

UN SUEÑO PARA EL/LA JOVEN




 ¿A qué queda reducido un joven sin sueños? Los sueños son lo más hermoso de un o una joven. El sueño le empuja a desarrollar sus dones, sus cualidades. A ser útil, a proyectar su vida y a compartir su amor. 

Sí, defendamos el sueño de cada joven, con sus cualidades, con sus expectativas para el presente inmediato. Porque, según nos avanza el Sínodo de los Jóvenes, el sueño de los jóvenes tiende a desaparecer en muchos de ellos por adicciones, violencia… Pero hay una causa que las engloba casi a todas ellas: el desempleo. “El joven sin trabajo –papa Francisco – tiene sus sueños anestesiados, o está a punto de perderlos".

Ya que, al no tener trabajo, las presiones del bienestar, que predica el consumismo, ponen con más relieve esas cosas, que sin ser todas necesarias, la cultura dominante las presenta así, de esa manera exagerada y derrochadora (viajes caros, casa lujosa, vehículos de lujo, medios audiovisuales y digitales todos los más nuevos y exclusivos, restaurantes de élite…) y que a los jóvenes se les presentan ahora imposibles. Los jóvenes que han colaborado con la Iglesia en el estudio de la juventud, describen así el paisaje de estas presiones socio-económicas: “Tenemos mucho miedo, y alguno de nosotros hemos dejado de soñar”. 

Y parecido sucede con el trabajo que no respeta la dignidad de los jóvenes. Como el trabajo en negro (que indica explotación, trabajo forzado, esclavitud). Esta situación afecta en todo el mundo a millones de personas, incluidos niños. Si es responsabilidad de todos, ¿no es aun más de los seguidores de Jesús?  ¿Cómo podemos seguir llamándonos cristianos cuando defraudamos la dignidad de un trabajador? 

Vuestro amigo,
Francesc 


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