viernes, 29 de junio de 2018

DOS BOFETADAS VIRTUALES





¡Qué contradicción de realidades golpeó aquel día al maestro! ¡Como si le hubieran dado un par de bofetadas! Resulta que había peleado con el menor, con su alumno, cursos y cursos. Pero su tarea no había dado fruto. Ni había suscitado interés por aprender, en su educando. Ahora, en cambio, le daban la noticia de lo bien que había actuado dicho chaval en una actividad cultural, que requería mucha memoria, trabajar mucho la expresión y derrochar mucha constancia.


¿Qué habría pasado? ¿Algún afortunado 'educador' habría encontrado el filón precioso de este chico? Por un lado se lamentaba de no haber buscado en exceso ese don del muchacho cuando lo tenía en la escuela. Por otro, se alegraba de esta novedad después de muchos años y después de una respuesta en ellos siempre negativa.

Esta situación puede pasarnos a los maestros, a los educadores, pero en la misma extensión, a los padres, a los monitores, a los parientes y amigos o amigas. En resumen, a todos los interesados en ayudar a encontrar la verdadera personalidad, la formación de la misma, con la intención de ver felices y preparados a quienes estimamos.

Nos puede pasar. Pero continuamos reflexionando en por qué en algunos casos, estos menores tardan tanto en reaccionar y agarrar la vida con la mejor disposición y formalidad.

Puede que nos ayuden, mientras no dejemos jamás de sembrar la semilla de valores con nuestra paciencia y nuestros consejos, -que a su tiempo ¡siempre! producen sus frutos-, las palabras del gran educador Don Bosco: “La primera tarea de un educador es conocer a su educando, saber cuál es la fibra sensible que motiva al chico o a la chica que tiene delante”.

Vuestro amigo,
Francesc


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